El pasado 12 de marzo, Miguel Delibes (Valladolid, 1920), sin duda uno de los narradores españoles contemporáneos más apreciados, no sólo por el indiscutible valor de su obra, sino también porque él mismo encarnó una postura ética que se concreta en la práctica en un humanismo ligado a las virtudes de la tierra, falleció en su tierra natal.
Galardonado con el Premio Cervantes en 1993, su ejemplar andadura narrativa descansa sobre el suelo firme de aquellos tres famosos ingredientes fundamentales para la novela: «un Hombre, un Paisaje y una Pasión». Con un estilo propio que se consolida en El camino en 1950, Delibes llegó a ser un magnífico forjador de personajes ligados a la España rural o urbana, y un liberador del habla de las gentes de Castilla en la segunda mitad del siglo XX, así como del lenguaje rural y de la jerga popular barriobajera.
Galardonado con el Premio Cervantes en 1993, su ejemplar andadura narrativa descansa sobre el suelo firme de aquellos tres famosos ingredientes fundamentales para la novela: «un Hombre, un Paisaje y una Pasión». Con un estilo propio que se consolida en El camino en 1950, Delibes llegó a ser un magnífico forjador de personajes ligados a la España rural o urbana, y un liberador del habla de las gentes de Castilla en la segunda mitad del siglo XX, así como del lenguaje rural y de la jerga popular barriobajera.
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